sábado, 22 de septiembre de 2018

En las entrañas del mall

Mediodía. Al menos una semana sin encontrar la salida. La gente va de un lado a otro, sin brújula y sin radio, disimulan disfrutar, muestran con poses su sufrimiento o disfrutan encontrarse en este infierno. La vanidad, la estupidez y la pereza, la mentira y el lujo y el descaro del vómito consumista.
Voy otra vez al patio de comidas. Me detengo en el McDonalds y compro una hamburguesa. Pago con la tarjeta de crédito que le robé a una anciana moribunda. El cajero se da cuenta y me pide un soborno para aceptarla. Le doy dos pesos y se pone contento.
Voy mofando la hamburguesa. Está en tan mal estado que a la media hora ya tengo que ir al baño para evacuar, porque me causa diarrea. Después de limpiarme el orto me doy cuenta que un yuta está esnifando merca.
-¿Querés un poco de coca?-Me ofrece el yuta.
-Dale.-Me sirve un pase. Lo tomo. Quedo re duro.
-Si queres otro pase mata al viejo que está tomando un café en Starbucks. Hay un cuchillo que está debajo del bonsái de palmera.
Salgo del baño, agarro el cuchillo, voy al café. El viejo está medio vomitado.
-Te mandó a matarme, ¿no?
Dejo que reine el silencio. Estoy en la duda de si cortarle el cuello o apuñalarlo.
-Te chamuyó, no tiene más frula. Si volves te pega un tiro.-…Decido cortarle el cuello…-Y si te interesa salir de acá yo se como podés hacerlo.-Me detengo. Lo miro.
-Te escucho.
-¿Vos sabes que es este lugar?-Me pregunta el abuelillo.
-Es un mall.
-No. Este es Él Mal.-Lo miro.
Pienso “¿Cómo puede esto ser el mal, si el mal y el bien no existen, viejo chupa pija?”. Se ríe y niega.
-Se que no me creés. Te olvidaste al llegar, al igual que yo, al igual que todos los que estamos acá, que diferencia había entre lo malo y lo bueno. Parecen ser lejanas abstracciones de hipócritas… pero viendo este lugar te das cuenta de lo vacío que deja a todo el que pisa acá.-Asiento ante lo que me dice el viejo hincha huevos… ¿me tengo que comer la introducción y cuatro capítulos antes de que me diga lo que sabe?
-¿Por qué te quedas acá si sabes como salir de este eterno bodrio?
-Yo no puedo salir. Me quedé demasiado tiempo acá.
Lo miro.
-¿Y como salgo?
-Mira, yo soy físico -Sigue divagando…-e Ingeniero nuclear, trabajo por “whatsapp” para el pentágono. Por eso me pude dar cuenta que era lo que uno tenía que hacer… lo único que tenes que hacer es todo el camino exactamente al revés de cómo lo recorriste para entrar.
-¿Solo eso? Ya traté y no pude.
Comenzó a reírse a carcajadas.
-¿Cuál es el chiste, viejo forro?
-La segunda ley de la termodinámica. Es inviolable, dice que “todo proceso real es irreversible” o, en castellano “lo hecho, hecho está”.-Dijo desternillándose de risa.
“nadie puede volver atrás los pasos que caminó”

Lo miré con todo mi odio. Lo apuñalé con mi mirada antes de degollarlo.
El cuchillo corrió para atrás. Se le reconstruyó el cuello, fue al revés nuestra conversación al él ponerse serio. Volví al baño, dejando en mi camino el cuchillo. Estornudé toda la cocaína. Mi orto tragó toda la mierda del baño. Vomité la hamburguesa. Un cajero me dio dos pesos de un soborno y después gané dinero vendiéndole a McDonalds la hamburguesa, me pagaron a la tarjeta de banco de una anciana a la que devolví la vida reconstruyendo su cabeza al correr los fragmentos de un jarrón…
Unas dos semanas antes retorné al flujo habitual del tiempo.
-Volver del mal es imposible, por la segunda ley de la termodinámica.-Dijo Ulises, mi amigo.

-Te equivocas. Solo es muy improbable.-Le dije.- La segunda ley es estadística. Te tengo que contar algo que está para que lo escribas...