Iba tranquilo caminando de noche tarde por la
calle cuando pasó un señor blanco como el marfil, que parecía hermano mío, con
un sombrero al estilo Gardel y vestido como un vagabundo. Se paró, me miró
fijamente a los ojos y me dijo:
¡Señor!, ¡Deténgase! ¿Me podría hacer un favor?
¡Es urgente!-Dijo el señor del sombrero
Bueno ¿Que pasa? - dije - ¿que necesita que
haga?
Disculpe mis modales, pero es que necesito algo
importante, yo estoy muerto desde hace
cinco minutos- hice un gesto como que me estaba por retirar, pero me dijo algo
que hizo que me quedase- tranquilo no estoy loco, es que todavía mi cuerpo no
dejo su forma etérea para pasar a ser nada mas que tierra. Como le venia
contando antes, tengo que ir a ver a mi
mujer que esta pariendo y le pedí a un ángel que me esperase a que pudiese
saludarla a ella y a mi bebe recién nacido,
me morí de un ataque al corazón, ahora me ves así de blanco porque no
hay mas sangre bombeando por mis venas. Van a pasar tres personas por la calle
hasta que vuelva, preguntale a la
tercera si es Dios o es el Diablo, decile que es de parte de Defiso , llamame por este celular al número allí
anotado así sabré si voy a ir al cielo o al infierno para dejarle escrito a mi
mujer... ¿Podría ser? - me dijo Defiso.
Bueno- dije- que salga bien el bebe o la beba,
¡mis mejores deseos a tu familia!
Defiso tosió y largó un ligero aliento a huevos
podridos.
Ehh... podríamos intercambiar la ropa, no quiero
que mi mujer me vea así de mal vestido,
¿te molestaría?- preguntó
Bueno, dale - respondí respetuosamente.
Después de cambiarnos la ropa, el se fue y me
saludo afectuosamente.
Pasó un abogado con paso corto, un escribano muy
serio trotando, y pasó un señor de camisa verde parecido a un médico, me acerqué
a él y le dije:
Señor, ¿Es usted Dios o el Diablo? me envía a
preguntar Defiso.
En un minuto le contesto- dijo. Sacó un celular
y llamó a alguien.
Al minuto llego una ambulancia. Me agarraron y
me pusieron en una camilla con una camisa de fuerza y, entre los médicos que
había allí apareció Defiso. Abrió la
boca y con una voz clarísima me dijo:
Soy el Diablo.